Del extraño sueño de Pedro en Los olvidados, lo más extraño es la forma en que su madre, visión terrorífica y al tiempo cargada de un inevitable erotismo, se levanta de la cama. En ralentí, se pone de pie sobre el lecho, alza el camisón ligeramente, como dispuesta a bailar un minué, y baja de la cama con la majestuosidad de una princesa. ¿Cómo borrar ya de la memoria el vuelo de ese vestido blanco?.
La escena, en la película, y como estaba prevista en el guión.
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