*N. B.*--Llegaron a la Redacción estos bellos poemas, obra de un ingenio anónimo y doliente. Los publicamos, pues de eso son dignos, sin importarnos la personalidad vital de donde emanen. Toda obra de arte es su propia justificación.
Orpheu.
A ÁLVARO DE CAMPOS, EL MAESTRO.
En la noche negra y antigua
Sólo la luz del Pharol:
Ora rubia, color de sol
Ora bermeja, enemiga.
En el seno negro y profundo
De la lóbrega noche durmiendo
El Pharol es Otro Mundo
Ya llorando, ya riendo.
En la noche negra, al final,
Todo a ella se limita:
¡Sólo el pharol es real!
La oscuridad no tiene fin
¡Oh, sensación infinita
-Soy ya sólo Pharol de Mí!
Junio, 1915
* * * * *
Toda mi alma se prende
En aquella forma de gracia;
Mas no en la forma viva,
Mas sí en la Línea que pasa.
Toda mi Alma se prende,
Bate las Alas – no se alza
Es como sombra distante
De aquella Línea que pasa.
La vida es apenas Espacio
Que va de la propia Línea
A su sombra en un solo trazo.
Cuando la Muerte sea vecina
Fundidas en el mismo Espacio
Será todo una Línea.
Junio, 1915
AL SR. FERNANDO PESSOA
Nada en Mí es necesario
Ni siquiera lo que fue soñado
Oh, cuentas de mi rosario
De un sueño nunca acabado.
Toda está hecho de Mí…
Sólo mi lejano pasado
Es como un sueño sin fin
Que el Otro ha ya soñado.
Cruzo mis brazos. No hablo.
Oigo una voz dolorida
Dentro de Mí evocarlo.
¡Marinero! ¡Isla Perdida!
Y lo que siento al soñarlo
Es la verdad de la vida.
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