Sophia y Eugénio
La mítica editorial Assírio&Alvim, que recientemente fue comprada por uno de los grandes grupos del país, Porto Editora, ha iniciado la reedición de todos (o casi todos) los libros de poesía de dos grandes: Sophia de Mello Breyner Andresen y Eugénio de Andrade. Y hablo de libros de poesía y no de obras completas, porque la gracia del asunto está en que la editorial ha elegido reeditar libro a libro y no, como suele ser habitual, en un único volumen. Más allá de estrategias de venta, uno no puede sino celebrar la iniciativa: siempre he tenido la sensación de que los mamotretos de obras completas (mamotretos que en los casos de Sophia y Eugénio son recientes y bien diferentes por cierto: serio y sustancial el de Sophia en la Caminho; un engendro el de Andrade en la editorial fantasma Modo de ler, capaz de convertir el título de uno de sus libros, "Os amantes sem dinheiro" en "Os amantes do dinheiro") entierran al poeta bajo el peso, académico y funcionarial, de una losa pesadísima: la de la Obra, así, con mayúsculas. Como si al pergeñar cada uno de los poemas y organizarlos en cada uno de sus libros, el poeta –ser cartesiano- los concibiese apenas como engranajes de una unidad superior y no como lo que realmente son, fulgores indivisibles de lo Absoluto. Y esto que, en otros puede ayudar (escondiendo entre el follaje ramas podridas), es imperdonable en poetas tan transparentes como Eugénio y Sophia, en quienes la luz (también, sí, la luz de la página en blanco en torno al poema) es núcleo mismo de la empresa poética. En quienes no ya cada poema, cada palabra es definitiva y merece un espacio de tiempo blanco para ser metabolizada por el lector. Las ediciones añaden dos ventajas: son bellas (con capas diseñadas por la gran pintora e ilustradora portuguesa Ilda David') y van precedidas por magníficos ensayos introductorios de nombres de altura como son los de Eduardo Lourenço, Nuno Júdice, Gastão Cruz y otros emergentes como el de Pedro Eiras (uno de los ensayistas más brillantes de la última generación, al que hay que seguirle la pista de cerca)… Y sobre todas estas ventajas una tan simple como definitiva: la infinitamente gozosa de poder meterse en el bolsillo de la chaqueta los poemas de Ostinato rigore o Mar novo y sentarse a leerlos en un café cualquiera, sobre una colina, con vistas al río-mar y descubrirlos una vez más, siempre nuevos.
Estupenda noticia, sí. Y muy razonables tus comentarios. Abrazos.
ResponderEliminarGracias, querido Álvaro, es una delicia volver a leer a Eugénio bien editado. Fuerte abrazo
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