Xicoténcatl el joven, uno de los señores de Tlaxcala, envió presentes a Cortés. Además de los alimentos habituales, incluyó unos cuantos indios y vistosas plumas, acompañados del siguiente mensaje: “Si eres dios de los que comen carne y sangre, cómete estos indios y traerte hemos más; si eres dios bueno, he aquí incienso y plumas; e si eres hombres, ve aquí gallinas, pan e cerezas”. Y al comprobar que sólo las gallinas ingerían los españoles, lanzó todas sus fuerzas contra ellos. Fue derrotado y su pueblo, convertido ahora en aliado de los castellanos, se convirtió en blanco de las iras de los mexicas, que les acusaron de la más abyecta traición.
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