Lo confieso. Me empiezo a preocupar. Mi último libro, Limo y luz. Estampas luminosas de la ciudad de México, aparece a la vez en México y en España. Allá, con Ficticia. Acá, con Dossoles. Y lo peor es que veo esta rareza con absoluta naturalidad; con la naturalidad, supongo, del alma ya para siempre escindida entre ambas orillas. Espero que el lector de uno y otro sepa perdonar mi atrevimiento.
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