Todos, cuando llegamos a México, experimentamos esa rara sensación que Cernuda describe en uno de sus libros menos conocidos, "Variaciones sobre tema mexicano". Desembarcamos, en Veracruz, frente a San Juan de Ulúa, entonces; en el Aeropuerto Benito Juárez, tras haber sobrevolado el monstruo, hoy, y la curiosidad inicial se convierte pronto en interés; el interés, en simpatía; la simpatía, por último, en amor. Pero tras ese amor se oculta el pudor por nuestra ignorancia previa, porque este amor que hoy sentimos es sólo producto del azar, porque, como el niño que descubre ese rincón de su cuarto que constituirá durante años su mundo, nos preguntamos, silenciosos, por qué no lo encontramos antes.
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