Mientras hoy Luís Amorim de Sousa nombraba con palabras de Alberto de Lacerda ("no soy un exiliado, soy un multienraizado") esta locura nuestra de no reconocer otras raíces (gozosas y nunca incompatibles entre sí) que las que se hunden en la cultura, me acordé de "Las idas y las vueltas", el CD/DVD que los hermanos Alqhai tuvieron la gentileza de hacerme llegar no hace mucho. Y que, desde que una mañana de sábado me encontrara con la grabación para televisión de su concierto en el Auditorio Nacional, esperaba con ganas, con muchas ganas. El resultado no puede ser más brillante. Lo primero que hay que agradecer a Fahmi y Rami Alqhai, el cantaor Arcángel y la Accademia del Piacere es su audacia para saber reconocer que, como las demás artes, la música no admite diques: su representación gráfica sería más bien la de una vasta red de ríos y afluentes que se comunican entre sí, a veces de manera aparente, otras por medio de caminos, no por subterráneos menos ciertos. Una compleja cartografía en que no importan los adjetivos (¿antigua, barroca, popular?), sino lo sustantivo: nuestra valiosísima herencia musical, forjada en las idas y las vueltas (las de las culturas peninsulares, las americanas) y que precisamente en esas libérrimas andanzas, en esa natural sucesión de formas y estilos musicales (romances y granaínas, villancicos de cancionero y jaleos, jácaras y bulerías), encuentra su peculiar sabor. Por cierto, estas idas y sus correspondientes vueltas no son cosa del pasado. Así, la ida de Accademia del Piacere me trae inmediatamente a la mente la vuelta que del otro lado, en México, protagoniza desde hace ya algún tiempo el Ensamble continuo de Patricio Hidalgo, que firmó el espléndido "Laberinto en la guitarra. El espíritu barroco del son jarocho". Confluencia de propósitos que se explica quizás porque en realidad ambos lados no son tales, sino uno y el mismo. La Accademia llevará su espectáculo a México, al próximo Cervantino, en octubre. En Portugal tendremos que esperar algo más, hasta mayo del año que viene. 12 de mayo de 2013, en la Gulbenkian. Cita marcada.
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