23 junio 2013

Helder & Lispector

 

I. Un nuevo episod772385io del study case “Herberto Helder”. Su último (¿último hasta el momento? ¿último en términos absolutos?) libro de poemas, “Servidões”, apareció, es un decir, hace unas pocas semanas. Y digo que es un decir lo de que apareció porque antes casi de que llegaran a las librerías, los 5.000 (!!!!!!!) ejemplares de esta primera edición estaban agotados. No importa, pensamos, la editorial (la mítica Assírio & Alvim, hoy integrada en el grupo Porto Editora, uno de los dos grandes del país) celebrará tan jugoso éxito, más jugoso si uno tiene en cuenta que la edición media de poesía en Portugal se sitúa más cerca de los 500 que de los 1000 ejemplares, y sacará lo más rápido que pueda una segunda edición. Nada más lejos de la realidad. El poeta no acepta reediciones de sus libros individuales, que no por ello se vuelven inencontrables, pues más o menos rápidamente se incorporan a una nueva edición de sus obras completas en formación, “Ofício cantante”. Añádase a lo anterior, una presencia mediática que no ya un poeta, ningún novelista luso consigue con una novedad. Presencia, otra vez más, es un decir. Porque esta presencia lo es de la Obra, pero no del Autor. Varias páginas en los principales suplementos literarios (“Ípsilon”, del diario Público, “Atual”, del semanario Expresso), tan parcos habitualmente con toda novedad poética, pero ninguna noticia del Autor. Ninguna palabra, que no sean las escritas, con la pasión habitual, en los versos de “Servidões”. Claro que, en la tierra de Pessoa, lo que la Obra nos dice del Autor (o lo que el Autor nos dice con su Obra) nunca parece ser suficiente…


II. Acaba en la Gulbenkian una (mediocre) exposición sobre Clarice Lispector. Nunca acabo de encontrarle el gusto a las exposiciones sobre escritores –tampoco, por regla general, a las casas de escritores (excepciones: por ejemplo, la hermosa casa de Juan Ramón en Moguer). Ésta sobre la brasileira no es la excepción. Apenas fragmentos de sus cuentos, novelas y crónicas, reproducidos, en distintos formatos, en las paredes. Como si las palabras escritas en sus libros no fueran suficientes. Como si estas paredes de cartón piedra fueran más acogedoras, o más reales, que las paredes en que las páginas nos reciben cuando una obra consigue hacernos entrar en su mundo. Lo único verdaderamente interesante es volver a ver, en pantalla grande, la antológica entrevista que Lispector dio en 1977 (y que también puede verse, con algo menos de calidad, aquí: http://www.youtube.com/watch?v=djj_gdxUrPI; o leerse, aquí: http://acervo.revistabula.com/posts/entrevistas/a-ultima-entrevista-de-clarice-lispector). Algo que quizás (o no) ayude a entender el “caso Helder”: “Tudo o que eu digo, a maior bobagem, é considerada como uma coisa linda ou uma coisa boba. É por isso que não ligo muito para essa coisa de ser escritora e dar entrevistas e tudo.”

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